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miércoles, 7 de noviembre de 2007

ESTAMPAS DE CIUDAD


MIRADAS A LA CIUDAD

Mirar adentro

El arte últimamente ha desbordado los espacios de exposición tradicionales, de igual manera se ha pensado la ciudad como un espacio vital, donde se generan unas formas particulares de convivir y relacionarse con el entorno. Tratar de generar espacios donde la mirada desborde la cotidianidad y recoger las manifestaciones de otros lugares generalmente marginados, nos permite ir construyendo una visión más ampliada de ciudad.
Aguablanca, barrio Manuela Beltrán; un grupo de jóvenes y adultos comienzan un proceso, que consiste en desarrollar unas técnicas artísticas, en este caso un taller de estampado, mediante el cual no solamente se aprende la técnica, sino que también se tiene la posibilidad de pensar en las condiciones de vida que nos brinda el entorno.

EL DISEÑO

Mirar, Dibujar

No ha sido fácil comenzar, la cotidianidad nos envuelve con el manto transparente de la rutina. Qué debemos mirar, qué es digno de ser mirado para, a través del dibujo, convertirlo en diseño. Todo se evapora, se hace invisible, ¿Qué dibujamos?. ¿Serán buenos nuestros dibujos?


Fotografiando y transformando

Hay cosas que quisiera dibujar pero no me gusta el resultado, ¿Hay otra posibilidad?: La fotografía. Es como una máscara que me permite mirar ocultándome, es un proceso muy rápido. Es como un juego que me permite llegar a lugares a los que de otra manera no hubiera llegado, pero, ¿puedo transformar la imagen?

Creando diseños



El computador es una buena herramienta, pero las imágenes comienzan a sugerirme otras posibilidades: puedo combinar unas fotografías con otras; quitar partes que no me gustan o agregar elementos que recuerdo o imagino, es decir, puedo proponer mi punto de vista.

Mirar desde afuera


Una serie de camisetas, estampadas con los diseños creados durante el proceso, invitan a realizar otra mirada, desde afuera, con la posibilidad de diversas interpretaciones. ¿Quién se atreve?



Adaptación o transformación

Una imagen surge de nosotros, quizá al azar, muy probablemente sin ser premeditada, y, se convierte en un elemento susceptible de múltiples lecturas. ¿Qué había en el pensamiento de Karol cuando decidió fotografiar un caballo del barrio? Y ¿Qué pensaron la señora Luz y Liseth Damaris, cuando decidieron dibujar carretas?


Es muy probable que no hubiera un discurso elaborado; sin embargo, sus imágenes estaban cargadas de vivencias permitiendo con esto elaborar diseños que describen, no sólo una realidad particular, sino que esbozan interacciones de seres humanos en un mundo más complejo. Desde aquí podemos atrevernos a realizar una lectura, que parte ahora desde una mirada exterior; desde las posibilidades que nos brinda el punto de vista del otro.

¿Qué hace un caballo en la ciudad? Quizá esta pregunta desaparece en la cotidianidad de quienes no se dan la oportunidad de asombrarse (salirse de lo rutinario). La exposición invita, pues, a una reflexión a partir de una de las múltiples lecturas que podríamos encontrar en la imagen.





La imagen del caballo evidencia la relación entre adaptación y transformación y muestra la realidad de una economía agraria absorbida por la vida citadina.

Los animales terminan haciendo parte del nuevo paisaje, como si no hubiera pasado nada. En la imagen del caballo, el espacio citadino se ha cambiado por uno indeterminado: las calles y las casas han desaparecido.
Lo que producía un sentido de adaptación ha sido eliminado; la realidad se puede transformar.